Caminando entre Ruinas

Caminando entre Ruinas
Ruinas del castillo de Calatrava la Nueva

miércoles, 22 de octubre de 2014

Palacio Altamira (Elche)

El Palacio de Altamira, o Alcàsser de la Senyoria, se levanta junto al cauce del Vinalopó, en un ángulo noroeste de antigua ciudad amurallada, de cuyo sistema defensivo, junto con la Calahorra y la torre del Consell, constituían el elemento más significativo.
Tenemos escasos testimonios del Elche andalusí. Los baños, los vestigios que permanecen en la trama urbana del arrabal, así como en el trazado de las acequias,  y los restos de la fortificación de la ciudad son los más evidentes.  La primera referencia escrita de Ilš procede del Pacto de Tudmir, firmado en el año 713, entre el gobernador musulmán ‘Abd al-Azīz y el noble visigodo Teodomiro. Esta población se identifica con La Alcudia, que quedaría deshabitada en el siglo VIII.
La implantación de la sociedad islámica supuso la ocupación de ciudades y el establecimiento de comunidades campesinas en alquerías o poblados fortificados. Este pudo ser el caso del actual yacimiento de la sierra del Castellar. Su carácter estratégico en altura podría explicarse en el convulso contexto del final del califato y el advenimiento de las taifas, aunque futuras excavaciones podrán confirmar o no estos datos.
En todo caso, los primeros indicios de ocupación de la madīna(t) Ilš se remontan a la segunda mitad del siglo X, consolidándose en la siguiente centuria. Los baños y los lugares de habitación que hoy afloran en las intervenciones arqueológicas se edificaron en este momento y generaron, prácticamente, lo que hoy conocemos como el centro de la ciudad de Elche y que, con la llegada del poder almohade, a mediados del siglo XII, le permitió erigirse como uno de los principales centros urbanos de Sarq al-Andalus.
De estos primeros años, o principios del siglo XI, proceden los restos de viviendas hallados en el palacio de Altamira en los trabajos previos a su acondicionamiento museístico. En el año 1147, el poeta ibn Bassīn copia un relato de 1061 de Muhammad ibn Muslin en el que se nombra Elche, definiéndola como un “campamento”, lo que hace pensar que ya tenía un recinto amurallado. Es decir, sería a principios del siglo XI cuando la población, habitada desde mediados del siglo X por un reducido número de habitantes, se amuralla.
Los datos arqueológicos confirman que, en el primer tercio del siglo XI, aparece ya construida la muralla, consistente en una cerca realizada con tapial sobre la arcilla base del terreno y provista de pequeñas torres.
Posteriormente, en época almorávide, se produce una importante remodelación del sistema defensivo de la ciudad: se construye una torre exenta (denominada de homenaje), uno (o dos) torreones en la muralla y una entrada monumental en codo (o recodo), junto a la torre del homenaje, que da paso a la medina desde el rio.
La puerta estaba defendida desde el este por la torre, que contaba con un aljibe en su planta baja. Solo esta planta es islámica, ya que fue reconstruida con dos alturas más en época cristiana. En origen, la torre debía de tener, de acuerdo con los estudios metrológicos realizados, veintisiete metros de altura. Desde ella se accedía a la parte superior de la puerta para el mejor control y defensa de la entrada en esta zona junto al río.
Las torres se situaban en lugares estratégicos, junto a caminos o en zonas a reforzar, como el curso del río. Inmediatas, una serie de puertas: la Calahorra en la zona oriental, junto al camino de Alicante; la de Guardamar, en la zona sur, y la entrada desde el río, que se hacía por la puerta citada, descubierta en 2004 en los trabajos arqueológicos realizados con anterioridad a la rehabilitación del alcázar para su uso museístico.
También en esta época se procedería a la construcción de una nueva línea de muralla que engloba la alineación anterior, mediante el relleno del espacio intermedio. En las excavaciones realizadas en las denominadas Cases de la Mare de Déu, en la línea noreste del palacio, se descubrieron setenta metros lineales de muralla, que hoy se pueden observar desde las instalaciones del museo. Además, se descubrió, un foso paralelo a dicha muralla, con una anchura media de veintiún metros y una profundidad total cercana a los cinco metros y medio.
Relacionada con el sistema de muralla y foso se encuentra la torre de la Cova, llamada así porque su consistente relleno interno de tierra fue horadado para construir una vivienda que estuvo habitada hasta los años  sesenta del siglo XX. Debió de construirse en el mismo momento que la muralla.
En estos momentos, también se refuerza la muralla, al oeste, frente al camino de Alicante (actual plaza de Santa Isabel), adelantando la línea de muralla y englobando la anterior, que queda como lienzo trasero, formando una plataforma de considerable anchura (aproximadamente unos ocho metros). También en esta zona se documenta la existencia de foso y en ella se encuentra el elemento más destacado de la muralla: la torre de la Calahorra. En su lugar habría anteriormente, en época califal-taifal, un torreón sobre cuyos cimientos se alzaría la torre. Originariamente, era más alta, pero los terremotos de 1648 y 1829 derribaron dos alturas. Las excavaciones han sacado a la luz la existencia de la protección por medio de foso, tanto en la zona externa hacia el camino de Alicante como en la interna hacia la medina amurallada.

Se trata de una de las construcciones que tengo más próxima a mi lugar de residencia habitual y además es un lugar que tengo bastante visitado y reconocido. Ahora, me dispongo mencionar un par de enlaces que pueden resultar de interés para conocer otros detalles técnicos de la construcción y así podáis ampliar vuestra información sobre el mismo.

Enlaces:

Evolución Histórico-artística del Palacio de Altamira :
-http://mupart.uv.es/ajax/file/oid/999/fid/2149/alcazar%20correccion.pdf

Anuarios culturales ; Elche

 Palacio Altamira de Elche:




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